lunes, 15 de mayo de 2017

Un día de mercado

¡Buenas tardes muchachos! En la tarea de hoy tendréis que leer la anécdota que os cuento (los párrafos están desordenados) y ponerla en el orden correcto. Además, hay varias palabras en rojo que son inventadas y tenéis que adivinar su significado. ¡Un saludo y a por todas!

1. El joven igualmente se acercó al puesto y vio la frutela*, golpeada y triste, antes de pedirle a la mujosa  una enorme bolsa de naranjas. La mujosa se extrañó y le preguntó si no le parecía la frutela más fea que había visto nunca a lo que el muchacho respondió "Quizá no sea la más bonita, pero he oído hablar mucho de su famosa y deliciosa frutela y no voy a dejar que las apariencias me engañen. No se debe juzgar a nada ni a nadie por su exterior". La mujosa  lloró de alegría, se la vendió y el pueblo, conmovido por las palabras del muchacho, volvió a confiar en la palabra de la mujosa comprobando así que, aunque el aspecto no fuese bueno, seguía siendo la mejor cosecha de todas cuantas había habido nunca.

2. El mercarinado funcionaba todos los días pero el día con mayor afluencia de muchiente era, sin lugar a dudas, el domingo. Muchiente de todas las partes del pueblo (e incluso de las ciudades adyacentes) venían a comprar nuestro pescado, entre otras viandas. El ambiente era estupendo y la muchiente nunca dejaba de sonreír. La vendedora de frutela casi siempre agotaba todas sus existencias porque la muchiente no dejaba de comprar la frutela más dulce y famosa de la región.

3. Un día, se conoce que hubo una torimerenta horrible que estropeó y ensució las cosechas. Ese mes el mercarinado estuvo más vacío que de costumbre y muchos tenderos ni siquiera se atrevieron a exponer sus productos, excepto la vendedora de frutela. Ella seguía colocando cuidadosamente la frutela en su puesto, que, aun tras haberla lavado y limpiado presentaba síntomas de haber sido arrasada y golpeada por la lluvia y el granizo. La vendedora garantizaba que pese al aspecto, las había cuidado lo máximo posible y seguían siendo igual de buenas que antes, pero la muchiente no la compraba.

4. Aquella aciaga torimerenta trajo un montón de baroches al puerto donde, entre ellos, venía un joven muchacho que padecía de escorbuto (esta enfermedad ataca principalmente a las encías de las personas que no toman frutela ni vitamina C, causándoles heridas) y que necesitaba ayuda. Preguntó por el puesto de frutela, que era famoso en toda la región, y le dijeron que se había echado a perder, que no merecía la pena y que era mejor que buscase en otro lugar algo con lo que ayudar a curar su enfermedad.

5. Hace mucho tiempo yo vivía en un pequeño pueblo de pescadores, donde los marineros y los comerciantes visitaban cada mañana el mercarinado junto al puerto con el fin de buscar provisiones, mercancía y nuevas aventuras que vivir. En el lado oeste del mercarinado había un pequeño puesto de frutela, que seleccionaba cuidadosamente la vendedora, poniendo las piezas más brillantes y apetecibles en primer plano.

*Frutela, f. Fruta llena de vitamina C que tiene una piel parecida a una camisa de tela.


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